Como muchos de los que leéis (o, más bien, leíais) este blog sabéis, cuando tienes que preparar un examen de Ninjutsu sueles quedarte un rato, incluso dos, practicando después del entrenamiento en sí.
Se me avisó de mi examen con 2 semanas y media de antelación. Eso supone dos semanas y media de entrenar mucho (a veces hasta más de la una de la madrugada), pues tenía un Erasmus que recuperar. Y, por consiguiente, supone dos semanas y media de tener que saltar la maldita valla del gimnasio, que cierran a las 12 de la noche. Estaba harto* de saltar esa valla.
Pero ha merecido la pena porque ayer, por fin, tuvo lugar el susodicho examen. El mejor consejo me lo dieron pocos minutos antes de empezar el entrenamiento: "Los exámenes son para disfrutarlos". Y lo disfruté mucho. Mucho. Con actitud tierra, agua, fuego, aire y vacío. Con mushin, con la mente en blanco, dejando que fuera pasando y disfrutando cada momento. Porque además estaban todos: los que entrenan los lunes y miércoles, los que entrenan los martes y jueves, los que no pueden entrenar, algún antiguo sensei, alguna que otra jipi cruzrrojera y, en resumen, muchos amigos. Incluso los que no estaban.
A todos ellos (a todos vosotros), gracias. Por hacer cierto lo del "hueco en el tatami".
Porque aunque no tenga que saltar la valla del gimnasio en una temporada, espero seguir superando barreras con vosotros. Y quemando etapas, bajando el kamae, trabajando ¡aquí!, atacando en fudoken jodan, cantando en las duchas, brindando en las cenas...
Porque la otra mano, señoras y señores, no es un muñón.
¡SIGUE!
* léase "FURIOSO"
